La Verdad sobre el Espiritu Santo
INTRODUCCIÓN:
"¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?"
(Hechos 19:2). Si no, le falta recibir una promesa de Dios que está disponible
a todos los que creen en El, como dice la Escritura (Juan 7:38-39). Todo lo
que tiene que hacer es arrepentirse, bautizarse en el nombre de Jesús,
y recibirán el don del Espíritu Santo con la señal de hablar
en otras lenguas.
¿QUE ES EL ESPÍRITU SANTO?
El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios. Este Espíritu
de Dios, que es el mismo Espíritu que moraba en Cristo (Juan 14:17-18;
Romanos 8:9-10), puede y actualmente mora dentro del cuerpo humano. "¿O
ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual
está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?"
(I Corintios 6:19). "¿No sabéis que sois templo de Dios,
y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (I Corintios 3:16).
Cuando el Espíritu Santo hace su residencia dentro del cuerpo humano,
se le refiere como "recibir el don del" o "ser bautizado con
el Espíritu Santo" (Hechos 10:47; 11:16-17). El propósito
de la venida del Espíritu es consolar y enseñar, "Más
el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en
mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará
todo lo que yo os he dicho" (Juan 14:26). Acompañando al llena-miento
del Espíritu Santo viene una hambre por la verdad de la Palabra de Dios.
El Espíritu Santo es el Espíritu de Verdad y viene para conducir
y guiar al creyente a toda la verdad (Juan 16:13).
El don del Espíritu Santo es un buen regalo de Dios. Todos los que creen
en el Señor Jesucristo, como dice la Escritura, deben recibirlo (Lucas
11:13; Juan 7: 38-39).
LA PROMESA DEL ESPÍRITU SANTO:
"Pedro les dijo, Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en
el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados y recibiréis
el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para
vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor
nuestro Dios llamare" (Hechos 2:38-39).
El Espíritu Santo fue prometido primero en el Antiguo Testamento, "Y
después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne,
y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán
sueños, y vuestros jóvenes verán visiones y también
sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en
aquellos días" (Joel 2:28-29).
Juan el Bautista, el precursor de Jesucristo, repitió la promesa, "Yo
a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras
mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que
yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mateo
3:11).
En el capítulo catorce del libro de Juan, Jesús prometió
a sus discípulos que regresaría a ellos después de Su ascensión
a los cielos en la forma del Consolador, o Espíritu de Verdad, llamado
el Espíritu Santo. Antes, Jesús había hablado de la promesa
como rios de agua viva corriendo del creyente. "El que cree en mí,
como dice la Escritura, de su interior correrán rios de agua viva. Esto
dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él;
pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús
no había sido aún glorificado" (Juan 7:38-39).
En el libro de Lucas fue registrado la seguridad que Jesús nos da de
que el Espíritu Santo es un buen regalo de Dios, y que El gratamente
nos lo dará si lo deseamos y lo buscamos. "Y yo os digo: Pedid,
y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se
le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan,
le dará una piedra? ¿O si le pide un huevo, le dará un
escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas
a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro padre celestial dará
el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" (Lucas 11:9-13).
Dios desea que todos tengan Su Espíritu morando en ellos. Todo lo que
el hombre tiene que hacer es creer en El como dice la Escritura (Juan 7:38),
arrepentirse y bautizarse en el nombre de Jesús (Hechos 2:38), y pedir
de Dios la promesa del Espíritu Santo y lo recibirá fLucas 11:10).
LA IGLESIA PRIMITIVA RECIBIÓ EL ESPÍRITU
SANTO:
Jesús, en otra referencia al ser lleno con el Espíritu Santo,
dio un mandamiento a sus discípulos, "He aquí, yo enviaré
la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de
Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto"
(Lucas 24:49). Aproximadamente ciento veinte discípulos obedecieron el
mandamiento de Jesús, y en el día de
Pentecostés en la ciudad de Jerusalén, hace casi dos mil años,
Jesús cumplió con su promesa.
"Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos
unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un
viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre
cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron
a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen"
(Hechos 2:1-4).
Los versículos citados arriba registran el principio de una de las experiencias
más maravillosas al alcance del hombre, porque el cumplimiento de la
promesa había empezado con estos primeros ciento veinte. Joel profetizó
TODA carne (Joel 2:28). Jesús dijo que TODO AQUEL que pide, recibe (Juan
11:10). En el mismo día de Pentecostés del derramamiento inicial,
Pedro hablaba de la continuación de la promesa. Muchos curiosos se reunieron
alrededor de los que habían recibido la promesa para ver que quería
decir tanta conmoción. Pedro aprovechó de la oportunidad para
explicar que esto fue lo dicho por el profeta Joel y que Jesús, a quien
ellos habían crucificado injustamente, fue Señor y Cristo. Ellos,
siendo convencidos en sus corazones, rogaron a Pedro y los demás Apóstoles
que debían hacer (Hechos 2:37), Pedro les dijo que si se arrepentían
y se bautizaban en el nombre de Jesús, ellos también recibirían
el don del Espíritu Santo. Aún extendió la promesa más
allá de los tres mil que lo aceptaron aquel día (Hechos 2:41)
"Porque para vosotros es le promesa, y para vuestros hijos, y para todos
los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare"
(Hechos 2:39). "Todos los que están lejos" incluye a todas
las naciones desde aquel día hasta ahora. La promesa existe para todos
los que la deseen, porque Dios está llamando a todos al arrepentimiento
(II Pedro 3:9).
Muchos creyeron y recibieron la promesa durante el tiempo de los Apóstoles.
Habiendo recibido poder para ser testigos al venir el Espíritu Santo
sobre ellos (Hechos 1:8), los discípulos llevaron el evangelio del Señor
Jesucristo a todo el mundo conocido. Felipe llevó el mensaje a Samaría
donde muchos creyeron y fueron bautizados. Cuando los Apóstoles oyeron
que Samaría había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro
y Juan para orar por ellos que recibieran el Espíritu Santo, "Entonces
les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo"
(Hechos 8:17). Así los samaritanos, antes considerados excluidos de la
vida eterna por los judíos, llegaron a ser participantes de la promesa
del Padre.
Pedro aún entregó el mensaje del Señor Jesús a la
casa gentil de Cornelio. No obstante, no lo hizo hasta que Dios le había
asegurado por una visión que la promesa de Dios pertenecía a todo
hombre creado por Dios, no importa de qué nación, tribu o lengua.
Al fin, habiendo entendido esta verdad de Dios, Pedro fue a Cesárea.
Mientras Pedro aún les hablaba de las cosas de Cristo, el Espíritu
Santo cayó sobre ellos que oían el discurso (Hechos 10:44). Dios
probó una vez para siempre que El no hace acepción de personas
(Hechos 10:34).
Dios llenó aún a Saulo, uno de los perseguidores de la iglesia
primitiva, con Su Espíritu. Saulo, cuyo nombre fue cambiado a Pablo,
confesó que él era el primero de los pecadores antes que Dios
le salvara (I Timoteo 1:15). Sin embargo, Dios le llenó con el Espíritu
Santo (Hechos 9:17) e hizo de él un gran misionero del Evangelio del
Señor Jesucristo. Llevó el mensaje a muchas naciones. En Hechos,
capítulo 19 leemos que Pablo llevó la verdad del Espíritu
Santo a unos discípulos de Juan el Bautista en Efesio. Al conocerles
Pablo les preguntó si habían recibido el Espíritu Santo
cuando creyeron. Averiguando que ni siquiera habían oído si había
algún Espíritu Santo, Pablo les explicó la Palabra de Dios
más exactamente. Entonces, sobre la confesión de su fe en Jesucristo
los bautizó en el nombre de Jesús, imponiéndoles las manos
y ellos recibieron el don del Espíritu Santo. Saulo, el perseguidor de
la fe cristiana, llegó a ser Pablo el propagador del Evangelio de Jesucristo.
En la iglesia primitiva la promesa del Espíritu Santo fue disponible
a todos quienes obedecieron a Dios (Hechos 5:32). Muchos obedecieron y muchos
recibieron. La promesa todavía está disponible a todos, los que
obedecen a Dios. Millares están obedeciendo y millares están recibiendo.
¿ES ESENCIAL RECIBIR EL ESPÍRITU
SANTO?
Sí, es esencia) recibir el Espíritu Santo para obtener completa
salvación bíblica. El Espíritu Santo es un don de Dios,
que se recibe como resultado de obediencia y fe en El (Hechos 5:32). Si el hombre
obedece los mandamientos de Dios de arrepentirse y bautizarse en el nombre de
Jesús, tiene la promesa de recibir el Espíritu Santo (Hechos 2:38).
Dios no rompe sus promesas. Si el hombre obedece estos mandamientos, él
recibirá el Espíritu Santo.
Jesús usó el verbo "correrán" con referencia
al Espíritu Santo para los que creen en El como dice la Escritura (Juan
7:38). Juan dijo que los que creyeran en El "habían de recibir"
el Espíritu Santo (Juan 7:39). Pedro dijo que si se arrepentían
y bautizaban en el nombre de Jesucristo "recibirán" el don
del Espíritu Santo (Hechos 2:38). Estas citas bíblicas nos dicen
que el Espíritu Santo es un resultado positivo de obediencia a los mandamientos
del Señor Jesucristo. "El que dice: yo le conozco, y no guarda sus
mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él."
(I Juan 2:4)
Jesús lo dijo muy claramente cuando hablaba con Nicodemo, "De cierto,
de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios" (Juan 3:5). Ser NACIDO DEL ESPÍRITU
es una referencia simbólica a ser lleno con el Espíritu Santo.
Jesús murió en la cruz tan cruel por nuestros pecados, fue sepultado
en un sepulcro prestado, y el tercer día resucitó victoriosamente
sobre la muerte y el Hades. Este es el Evangelio del Señor Jesucristo
que el hombre tiene que obedecer. Todos tienen que morir a sus pecados en el
arrepentimiento, ser sepultados con El en el bautismo, y resucitar a una vida
nueva por nacer del Espíritu. El Espíritu Santo da al creyente
una vida nueva en Cristo,".. . mas el espíritu vivifica" (II
Corintios 3:6).
En el capítulo ocho de Romanos, Pablo habla de la vida en el Espíritu.
El dice muy claro que los que son llenos con el Espíritu Santo serán
raptados y que los que no son llenos con el Espíritu Santo no tienen
la bendita esperanza de la próxima venida de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo. "Mas vosotros no vivís según la carne, sino según
el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y
si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si
Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa
del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu
de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros,
el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en
vosotros" (Romanos 8:9-11). Para obtener la esperanza de completa salvación
bíblica, el hombre tiene que ser lleno con el Espíritu Santo.
LA SEÑAL INICIAL DE RECIBIR EL ESPÍRITU
SANTO:
Una persona nacida del Espíritu mostrará el fruto del Espíritu,
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley" (Gálatas
5:22-23). Conforme ellos crecen en el Espíritu, ellos manifestarán
los dones del Espíritu, "Porque a éste es dada por el Espíritu
palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia, según el mismo
Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de
sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro profecía;
a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros
de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas" (I Corintios 12:8-10).
Sin embargo, cuando una persona recibe inicial mente el bautismo del Espíritu
Santo él hablará en otras lenguas según el Espíritu
le de que hable. Esta evidencia del llena miento del Espíritu Santo es
separada y aparte del don de lenguas.
Isaías lo profetizó, "Porque en lengua de tartamudos, y en
extraña lengua hablará a este pueblo" (Isaías 28:
11). Jesús lo confirmó, "El viento sopla de donde quiere,
y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va;
así es todo aquel que es nacido del Espíritu (Juan 3:8). Jesús
habló nuevamente de la evidencia de aquellos que creyeron, ". .
. hablarán en otras lenguas" (Marcos 16:17).
Jesús dijo que se escucharía la voz de todos los que habían
nacido del Espíritu (Juan 3:8) y esto fue una realidad en el día
de Pentecostés. "Y fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron
a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen
(Hechos 2:4). Pedro reconoció que Cornelio y toda su casa habían
recibido el Espíritu Santo, "Porque los oían que hablaban
en lenguas, y que magnificaban a Dios (Hechos 10:46). Pablo impuso sus manos
sobre los Efesios para que recibieran el Espíritu Santo, "... y
hablaban en lenguas y profetizaban" (Hechos 19:6).
Aún en estos días, cuando alguien es nacido del Espíritu
oímos la voz de esto. Ellos hablan en lenguas según el Espíritu
les da que hablen. Las lenguas seguirán al llena miento con el Espíritu
como una consecuencia natural.
CONCLUSIÓN:
El bautismo del Espíritu Santo es prometido a todos los que lo pidan
y estén dispuestos a arrepentirse y ser bautizados en el nombre de Jesús
para recibirlo. El bautismo debe desearse sobre todo porque sin él, Ud.
no pertenece a Cristo (Romanos 8:9). Cuando un individuo recibe el Espíritu
Santo, él hablará en otras lenguas según el Espíritu
le dé que hable.
Cualquier persona que se ha arrepentido, ha sido bautizado en el nombre de Jesús
y desea el Espíritu Santo debería pedírselo a Dios creyendo
con fe. Dios quiere que ellos lo tengan y si ellos se someten a El, Dios derramará
Su Espíritu sobre ellos. Cualquiera que no se ha arrepentido de sus pecados,
o no ha sido sumergido en agua en el nombre de Jesús, debe hacerlo. Así
ellos también tendrán la oportunidad de recibir el Espíritu
Santo. Haciendo esto, ellos se embarcarán en una vida nueva llena de
gozo y paz sirviendo a Dios. Es sólo por la misericordia de Dios que
el hombre puede vivir, caminar, cantar y adorar en el Espíritu. Cualquiera
que no aprovecha esta oportunidad está lejos del llena miento completo
que Dios desea que el hombre tenga en El. Sí, la vida en el Espíritu
es fundamental para el hombre en la tierra. Y lo que es más hermoso es
que la vida en el Espíritu es eterna!!